Las pericias en la búsqueda de información
LA PRENSA/Archivo
Uno de los tonos oscuros de la profesión es cuando, para lograr una entrevista, se debe pasar la muralla humana que forman los agentes del Servicio de Protección Institucional.
13/11/2013 - Desde las aulas de clases, el periodista aprende que su deber principal es informar. Independientemente que labore en los medios impresos, televisivos, radiales o en páginas web está consciente de que el público tiene derecho a saber lo que está pasando y para dárselo a conocer está el comunicador.
Sin embargo, lo que el periodista no aprende en las aulas de clases y tampoco imagina es que en la búsqueda de la información tendrá que echar mano a todos los recursos intelectuales y destrezas físicas que posea.
Sucede que la profesión que abrazó Gaspar Octavio Hernández –poeta y periodista en cuyo honor todos los 13 de noviembre se celebra el Día del Periodista– tiene claros y oscuros.
Uno de los tonos oscuros de la profesión es cuando, para lograr una entrevista, se debe pasar la muralla humana que forman los agentes del Servicio de Protección Institucional (SPI), dispuestos a resguardar a toda costa la integridad del Presidente en turno.
El desorden y la confusión que se forma entre los agentes y los reporteros, camarógrafos y fotógrafos –todos dispuestos hacerse de la información– es tan grande que los golpes, manotazos, empujones, codazos, pisotones y jalones están a la orden del día.
En este momento, los periodistas se vuelven contorsionistas para llegar con sus micrófonos y grabadoras hasta el entrevistado y hasta emulan a Roberto Durán, cuatro veces campeón del mundo y miembro del Salón de la Fama, esquivando –como boxeadores– los embates de los agentes del SPI, quienes tratan de alejarlos del Presidente.
La reportera de Medcom, Sugey Fernández, relata que en más de una ocasión ha salido “magullada”, luego de una cobertura presidencial. Fernández confirma que es un verdadero lío colocar el micrófono cuando a la vez debe esquivar a los agentes del SPI.
Pasados estos momentos, los periodistas se ríen de estas anécdotas. Como el día en que por poco un empujón de un SPI envía a una periodista a la fosa de un cementerio, durante el Día de los Difuntos. O aquella en la que una periodista casi pierde una sandalia mientras tenía que desplazarse de espalda en medio de una entrevista.
Y hace poco en la inauguración del nuevo edificio del Tribunal Electoral (6 de noviembre pasado) las copas del brindis se quebraron, durante la carrera para conseguir al mandatario Ricardo Martinelli.
ENTRE AMENAZAS Y LIMITACIONES
El presidente del Sindicato de Periodistas de Panamá, Filemón Medina, no titubeó en calificar con 1.5 (de un máximo de cinco) la relación que la administración Ricardo Martinelli ha mantenido con los medios de comunicación. Pero a su vez otorgó la máxima calificación a la labor de los profesionales en los diferentes medios de comunicación.
Y es que a pesar de las “amenazas y limitaciones” los periodistas han demostrado “valentía y coraje” al momento de buscar y publicar la información de lo que acontece en el país.
Medina enfatiza que la libertad de expresión está amenazada cuando se limita el acceso a la información o un funcionario con mando y jurisdicción se niega a dar entrevistas y contestar a las preguntas que se le formulan o simplemente responde con un tajante “no”.
Sin embargo, lo que el periodista no aprende en las aulas de clases y tampoco imagina es que en la búsqueda de la información tendrá que echar mano a todos los recursos intelectuales y destrezas físicas que posea.
Sucede que la profesión que abrazó Gaspar Octavio Hernández –poeta y periodista en cuyo honor todos los 13 de noviembre se celebra el Día del Periodista– tiene claros y oscuros.
Uno de los tonos oscuros de la profesión es cuando, para lograr una entrevista, se debe pasar la muralla humana que forman los agentes del Servicio de Protección Institucional (SPI), dispuestos a resguardar a toda costa la integridad del Presidente en turno.
El desorden y la confusión que se forma entre los agentes y los reporteros, camarógrafos y fotógrafos –todos dispuestos hacerse de la información– es tan grande que los golpes, manotazos, empujones, codazos, pisotones y jalones están a la orden del día.
En este momento, los periodistas se vuelven contorsionistas para llegar con sus micrófonos y grabadoras hasta el entrevistado y hasta emulan a Roberto Durán, cuatro veces campeón del mundo y miembro del Salón de la Fama, esquivando –como boxeadores– los embates de los agentes del SPI, quienes tratan de alejarlos del Presidente.
La reportera de Medcom, Sugey Fernández, relata que en más de una ocasión ha salido “magullada”, luego de una cobertura presidencial. Fernández confirma que es un verdadero lío colocar el micrófono cuando a la vez debe esquivar a los agentes del SPI.
Pasados estos momentos, los periodistas se ríen de estas anécdotas. Como el día en que por poco un empujón de un SPI envía a una periodista a la fosa de un cementerio, durante el Día de los Difuntos. O aquella en la que una periodista casi pierde una sandalia mientras tenía que desplazarse de espalda en medio de una entrevista.
Y hace poco en la inauguración del nuevo edificio del Tribunal Electoral (6 de noviembre pasado) las copas del brindis se quebraron, durante la carrera para conseguir al mandatario Ricardo Martinelli.
ENTRE AMENAZAS Y LIMITACIONES
El presidente del Sindicato de Periodistas de Panamá, Filemón Medina, no titubeó en calificar con 1.5 (de un máximo de cinco) la relación que la administración Ricardo Martinelli ha mantenido con los medios de comunicación. Pero a su vez otorgó la máxima calificación a la labor de los profesionales en los diferentes medios de comunicación.
Y es que a pesar de las “amenazas y limitaciones” los periodistas han demostrado “valentía y coraje” al momento de buscar y publicar la información de lo que acontece en el país.
Medina enfatiza que la libertad de expresión está amenazada cuando se limita el acceso a la información o un funcionario con mando y jurisdicción se niega a dar entrevistas y contestar a las preguntas que se le formulan o simplemente responde con un tajante “no”.
Comentarios