En su campaña política nos ofreció tantas cosas

Los oídos siguen sordos, enamorados de las promesas, "en su campaña política nos ofreció tantas cosas", decía un hombre hoy, viernes 9 de julio, varado en una piquera de buses del sector Este, con frustración.
Este hecho aislado como ahora se le llama, no es diferente a lo que ocurre en la costa atlántica en la bella Bocas del Toro.
Allí donde el glamour del turismo embeleza a los famosos del mundo, donde nuestro país es visto en un programa de un reality show colombiano, en donde el bocatoreño ha sido desplazado, allí nadie los mira.
Recuerdo como en un canal local privado para los días de campaña mostraban el entusiasmo de un tour político en Bocas del Toro, bailaban pique, passa passa en Bocas del Toro, los dj, regueseros y gente poderosa en converse envolviendo en promesas hacían de morisquetos, para lograr los votos que a la postre los llevaron al poder.
Ayer, los ánimos se caldearon en Bocas, aquellos que creyeron en las promesas, no aguantaron más no haberlos volteado a mirar en un año de Gobierno donde las promesas aun son esperadas.
Esos obreros que no aguantaron más, si se sienten como esclavos. No es cosa de azusadores como se quiere decir, es que al Gobierno se le olvidó que en Bocas hay panameños, que el gas cuesta el doble del precio que se vende en la ciudad capital, que el pan cuestra el triple, que la leche ni se diga.
No es solo Bocas, la que no es mirada, en Veraguas igual, la amenaza de transnacionales con las hidroeléctricas, que se pelean los grandes consorcios para cogerse las tierras de nuestros nativos.
Ahora miro el descaro y desfachatez, cómo, quieren cambiar la imagen de una explosión social que se veía venir. No es casual ni orquestado. Es que no quieren abrir los ojos.
Recuerdo cuando en cobertura en Puerto Armuelles durante el gobierno Moscoso, los obreros de las fincas y el pueblo panameño de ese sector del país, tuvieron la misma actitud de hartazgo frente a la política ciega de ese gobierno y de todos los gobiernos.
No voy a justificar la violencia armada, pero se está llevando al pueblo a una masacre social, a una esclavitud.
Cuando se está en el poder, con dinero en el bolsillo, son capaces de decir que quienes no están con el poder somos los malos. No nos dejemos confundir, ni dejemos que nos envuelvan, porque cuando los hechos están calientes en los gobiernos, buscan estrategias de distracción, formas de comunicación, soplan hechos con la complicidad de algunos comunicadores, para poner en la agenda de los medios otro tema. Ya no vivimos en la época de la esclavitud y de la ignorancia.
El pueblo panameño y la sociedad merecen más que respeto.